Dos estrategias de criar hijos bilingües: Los retos y el papel de la adaptación en “idioma minoritario en el hogar” y “un padre, un idioma”
Resumen
Es una investigación sobre dos estrategias principales de criar hijos bilingües: “idioma minoritario en el hogar” y “un padre, un idioma”. El nivel de bilingüismo que un niño logrará depende de las oportunidades de usar los dos idiomas en contextos diferentes y la consistencia del uso de los lenguajes; la estrategia sólo facilita el trabajo de acuerdo a las circunstancias de la familia. Las circunstancias de la familia son influidas por las actividades, los hábitos, las personas, las actitudes, los contextos y las oportunidades que forman parte de la vida de un niño. Todos juegan un papel importante en la composición del aporte lingüístico para un niño. Sin embargo, los factores principales de criar niños bilingües son la calidad y la cantidad de exposición a ambas lenguas.
Introducción
Tres cuartos de la población mundial es bilingüe o multilingüe pero solamente una fracción de ellos tienen más que una lengua materna. Aquellos pocos afortunados tienen varias ventajas que bilingües con sólo una lengua materna no tienen. Por esta razón, muchos padres anhelan criar a sus hijos de una manera bilingüe en vez de esperar hasta que sus hijos aprenden otro idioma en la escuela pero quizás no saben cómo hacerlo. Hay varias estrategias para criar niños bilingües pero no existe un método mágico que, al aplicarlo, siempre dé por resultado niños bilingües. Las familias tienen que analizar sus necesidades, y cuáles opciones y oportunidades tienen para apoyar la adquisición de dos idiomas. El nivel de bilingüismo que un niño logrará depende de las oportunidades de usar los dos idiomas en contextos diferentes y la consistencia del uso de los lenguajes; la estrategia sólo facilita el trabajo de acuerdo a las circunstancias de la familia. Las ventajas y desventajas de criar hijos bilingües influencian la decisión de criar niños de una manera bilingüe, por eso dos estrategias serán analizadas: primero, “idioma minoritario en el hogar” y después, “un padre un idioma”. Pero antes, hay que saber la diferencia entre la adquisición y el aprendizaje de un idioma y cómo la edad juega un papel en la adquisición de idiomas.
Los niños y la adquisición de idiomas
La adquisición de dos idiomas a la vez puede parecer temerosa para un monolingüe que ha tenido que aprender un segundo idioma. Pero no es el mismo proceso, es más fácil. El autor Eugene E. García escribió que Krashen, un psicolingüística, concluyó que el aprendizaje consciente de un segundo idioma no es tan eficaz ni funcional como la adquisición natural de un segundo idioma (26). No se trata de adquirir un segundo idioma tomando en cuenta que la persona ya es monolingüe, sino adquirir los dos idiomas al mismo tiempo, desde que nace el bebé. Las personas que han aprendido una segunda lengua más tarde en su vida, han tenido más dificultades. Según Liceras, editor del libro La lingüística y el análisis de los sistemas no nativos, “El hablante nativo de inglés que aprende español como L2 (segunda lengua) se enfrenta, pues, a una doble tarea en su proceso de adquisición de la inversión sujeto-verbo en las estructuras interrogativas” (203). Eso es sólo un ejemplo de algunos problemas que se presentan al adquirir una segunda lengua después de desarrollar y acostumbrarse a un idioma por mucho tiempo. Los padres bilingües quieren que sus hijos también tengan esa ventaja y por eso crían a sus hijos para que adquieran varios idiomas. Según Suzanne Barron-Hauwaert, autora de Language Strategies for Bilingual Families, los niños jóvenes tienen una mayor capacidad neurológica mientras que están en la etapa de aprender muchos nuevos conceptos; nuevas conexiones neurológicas en el cerebro forman fácilmente. El aprender todavía es un juego donde descubren, experimentan y ponen a prueba ideas (24). La juventud es un periodo especial para la adquisición de varios idiomas.
El papel de la edad
Tracey Tokuhama-Espinosa escribió de las “tres ventanas de oportunidades” de adquirir más que un idioma. La primera ventana es el período de tiempo que incluye los primeros nueve meses de vida de un bebé que puede ser extendido a los dos años si el niño es inclinado a aprender auditivamente (18). Durante la primera ventana de oportunidad el bebé puede distinguir entre los sonidos sutiles de idiomas diferentes. Tokuhama-Espinosa escribió de un estudió por Werker que encontró que mientras los niños crecen, pierden su capacidad de distinguir entre ciertos sonidos (21). Entre los meses siete y nueve, las células que son receptivas a sonidos extranjeros empiezan a morir si no son usadas. Después de los nueve meses hay un cambio de cómo el cerebro recibe idiomas extranjeros que es debido al aumento de conexiones entre células que fueron formadas por el crecimiento rápido del niño y sus experiencias en el mundo (22). Por eso es importante que un niño oiga los dos idiomas desde su nacimiento. Mientras más información reciba el niño de los dos idiomas es mucho mejor. Según Henk Haarmann, el autor del ensayo “How does the brain cope with multiple languages?”, “The more talk children are exposed to in the first three years of life, the better their language skills later” (68). En la segunda ventana de oportunidad, a los cuatro a siete años de edad, según Tokuhama-Espinosa, los niños que han sido criados con dos idiomas, por lo general cesan de mezclar los lenguajes y pueden identificar cuál idioma va con cual persona (26). La falta de un ego les ayuda a poder experimentar con los lenguajes y aceptan correcciones sin muchas consecuencias emocionales. La auto-conciencia y la inseguridad empiezan a aparecer entre los años seis y siete. Con los años esos rasgos se desarrollan aun más, lo que dificulta la adquisición de idiomas. Esa es una de las razones por la cual los adolescentes y los adultos tienen más problemas con aprender un segundo idioma, porque tienen miedo de cometer errores, siendo esto un proceso natural de aprender otra lengua. La autora Muriel Saville-Troike dice en su libro, Bilingual Education Series: 2, que una persona nunca adquiriría un idioma al menos que lo escuchara (16). También discute que un niño no puede adquirir una lengua al menos que esté en el ambiente adecuado (18). Por esta razón los padres tienen que decidir cómo pueden crear el ambiente propicio, donde su hijo pueda escuchar los dos idiomas adecuadamente.
Ventajas y desventajas
Algunas familias teniendo la capacidad de criar hijos bilingües no lo hacen. Hay ciertas ventajas y desventajas que cada familia debe considerar. Suzanne Barron-Hauwaert provee un resumen de las diez ventajas y desventajas más citadas para criar hijos bilingües según los padres que lo han hecho. Incluyeron ventajas económicas, culturales, lingüísticas e intelectuales que sirven para el futuro del niño (113). Por otro lado, las desventajas mencionadas por los padres se enfocan más en las dificultades de criar los niños de forma bilingüe. Algunas muestran preocupaciones directamente relacionadas con el niño. Una desventaja mencionada era que el niño sufre por el maltrato de sus compañeros por ser diferente. Es una posibilidad y puede influenciar en la decisión del niño de resistirse a hablar el idioma minoritario, por las actitudes de sus compañeros. El obstáculo que un niño no logrará un nivel nativo de un idioma, es motivo de preocupación para los padres. Se requiere mucho trabajo, esfuerzo y dedicación para criar niños bilingües. Hay ciertas cosas que los padres pueden hacer para ayudar a sus hijos adquirir ambos idiomas, pero aun si no logra un nivel de bilingüismo alto, lo que el niño ha aprendido y adquirido puede servirle más tarde en su vida. Por ejemplo, si el niño quiere aprender el idioma más tarde en su vida, ya tendrá el conocimiento fundamental, no tendría que aprender la gramática porque ya entiende la estructura y vocabulario del idioma. Resultaría mucho más fácil empezar a usar el idioma si esta en un ambiente que lo requiere.
Las estrategias del bilingüismo
Cualquiera que sea la situación de la familia, los padres tienen que escoger una estrategia adecuada para que su hijo sea bilingüe. Jorge Sánchez Torres, el autor del artículo “Aspectos de la planificación lingüística de familias bilingües español/inglés en Sevilla” dijo que “no es fácil, categorizar las distintas familias bilingües sin tener en cuenta la lengua de los padres, la lengua de la comunidad, la estrategia comunicativa que usan los padres con sus hijos y algunos otros aspectos socioculturales, familiares y lingüísticos” (240). Es difícil categorizar todas las familias dentro de ciertas estrategias porque hay muchas diferencias entre ellas. Pero para simplificar la tarea de explicar las estrategias, se puede generalizar las circunstancias y así analizar cómo enseñar dos idiomas distintos a los niños. Según Barbara Z. Pearson, autora de Consigue que tu hijo sea bilingüe, hay cuatro estrategias comunes que son usadas para criar hijos bilingües: tiempo y lugar; lingüística combinada; un padre, un idioma; e idioma minoritario en el hogar (121). Las primeras dos estrategias listadas, parecen que funcionan mejor no en los primeros años de vida de un niño, sino después de que el niño ha adquirido los dos idiomas a cierto nivel. “Tiempo y lugar” es una estrategia en que la familia cambia el uso de idiomas según el tiempo y el lugar. Pueden estructurar el uso de esa estrategia de varias formas: usar el inglés por la mañana y por la tarde usar el español o hablar el inglés en la cocina y la sala, y el español en las habitaciones, el coche, el parque etcétera. Como se puede imaginar, esa estrategia puede resultar difícil de ejecutar y podría ser confuso para los niños. Otra estrategia, lingüística combinada, también es muy común. Utiliza el cambio de códigos al máximo, o sea cambian de un idioma a otro con frecuencia. Los padres usan el idioma que sea más apropiado para la situación. Pero eso, más que ser una estrategia, es una forma de vida. La familia es bilingüe y las circunstancias requieren el uso de dos idiomas cuando los padres tienen idiomas nativos diferentes al país en que viven. Pearson no recomienda “esta estrategia para las familias que elijan conscientemente educar a sus hijos de forma bilingüe” (124). No es una estrategia buena para usar cuando los niños están aprendiendo a hablar. Por eso, estas dos primeras estrategias, “tiempo y lugar” y “lingüística combinada, no serán motivo de atención para este trabajo. Las dos últimas estrategias, “un padre, un idioma” e “idioma minoritario” ayudan a un bebé poder diferenciar bien entre dos idiomas. Cada estrategia tiene casos exitosos y fracasados. El éxito de los niños depende de las circunstancias de la familia y si se están empleando las mejores tácticas y oportunidades para enseñar al niño los dos idiomas. Lo cual nos lleva a la pregunta ¿Cuáles circunstancias favorecen el uso de “idioma minoritario en el hogar” y “un padre, un idioma”?
La estrategia “idioma minoritario en el hogar” da mucho apoyo al idioma minoritario en un contexto donde hay una fuerte influencia del idioma dominante. Si los padres observan que el niño tiene más contacto con el idioma dominante, de la comunidad, podría ser más lógico usar la estrategia “idioma minoritario en el hogar” para que el niño oiga el idioma minoritario con más frecuencia. Si escogieran la estrategia “un padre, un idioma” el niño tendría menos contacto con el idioma minoritario porque uno de sus padres no le hablaría en esa lengua. Eso no quiere decir que “idioma minoritario en el hogar” es la mejor estrategia. Es necesario analizar cuáles son las circunstancias de la familia. Primero, ambos padres tienen que hablar el idioma bien; los dos podrían ser hablantes nativos del idioma, uno podría ser un hablante nativo y el otro un hablante no nativo del idioma. O, los dos podrían hablarlo como una segunda lengua pero esta situación no es tan común ni favorecida por los errores que podrían cometer en el idioma y transferir a sus niños. Los padres bilingües tienen que analizar si el niño oye el idioma dominante con más frecuencia que el idioma minoritario y si necesita más apoyo dentro del hogar. En los primeros años de la vida de un bebé, en algunas familias, típicamente está con sus padres más que nadie. Sin embargo en algunas familias ambos padres tienen que trabajar y dejan a sus niños en una guardería. La diferencia de estos dos contextos es, con quién está el niño y cuáles idiomas hablan estas personas. Si está en la casa con la familia en su infancia, no tendrá tanto contacto con el idioma dominante, a menos que los padres hagan el esfuerzo para que pase tiempo con hablantes del otro idioma. Si el niño pasa tiempo en una guardería o tiene una situación en que está rodeado de hablantes del idioma dominante la mayor parte del día; hablar solamente el idioma minoritario en el hogar ayudaría a balancear el contacto con los lenguajes.
El autor, Stephen J. Caldas relata su experiencia de criar hijos bilingües con su esposa. Los dos hablan inglés y francés y viven en los Estados Unidos. Usaban la estrategia “un padre, un idioma” durante los primeros 18 meses de vida de su primer hijo, John. Dejaban a su hijo en una guardería mientras que los dos iban a trabajar. Eventualmente se dieron cuenta de que las interacciones con su mamá, que era la única persona que le hablaba en francés, constituían sólo una fracción de todo el inglés que oía. Entonces, cambiaron su estrategia a “idioma minoritario en el hogar” (42). Esta familia se dio cuenta de que su ambiente, una comunidad que habla sólo un idioma, no fortalecía el idioma minoritario y que el poco tiempo que solamente uno de ellos le hablaba a su hijo en el idioma minoritario, no proveía el contacto suficiente. Pero algunas familias no tienen la opción de escoger una estrategia porque no dominan el idioma dominante bien, esto suele ocurrir en familias de inmigrantes donde el bilingüismo es una necesidad, no una opción.
Las familias que no dominan el idioma dominante les hablan a sus niños en el lenguaje minoritario todo el tiempo, no solamente dentro del hogar. Usar el lenguaje minoritario solamente dentro del hogar y el idioma dominante afuera del hogar no provee contextos diversos para el uso del idioma minoritario. No usar un idioma afuera del hogar puede reducir el vocabulario a tareas domésticas y un registro informal del uso del lenguaje. Si los niños se acostumbran a hablar con sus padres en el idioma dominante afuera de la casa, cuando son mayores y la lengua de la escuela y sus amigos tienen mucha influencia en sus vidas, podrían resistir el uso del idioma minoritario. Pero si un niño siempre habla con sus padres en un idioma, no es tan común que intente hablarles en el otro idioma. Esta estrategia, de hablar a su niño solamente en el idioma minoritario, es la estrategia más fácil de controlar cuando los hijos sean mayores.
El papel de la comunidad
Es posible que familias inmigrantes vivan en comunidades que hablan el idioma minoritario, lo cual es el caso para muchos niños hispanohablantes en los Estados Unidos. El niño corre el peligro de no adquirir dos idiomas, sino que tendrá el inglés como su segundo idioma. Eso pasa con más frecuencia en las familias que no tienen una opción y la adquisición de dos idiomas no es una de sus preocupaciones mayores. Hay niños que viven en hogares donde hablan el idioma minoritario dentro y fuera del hogar todo el tiempo, no tienen mucho contacto con el idioma dominante porque hay una pequeña comunidad que habla su idioma. Incluso hay grandes comunidades que hablan el idioma minoritario, como en Los Ángeles, California por ejemplo, pero el sistema educativo no es bilingüe, es en inglés. Entonces, si un niño no adquiere el idioma dominante, en este caso el inglés, antes de ir a la escuela, enfrentara serias dificultades y puede tardar en avanzar al mismo ritmo de paso de sus compañeros. Jim Cummins, autor de Lenguaje, poder y pedagogía, niños y niñas bilingües entre dos fuegos, reporta que “por regla general, a los estudiantes que están aprendiendo el inglés suele llevarles, al menos, 5 años alcanzar académicamente en L2 (inglés) a sus compañeros que hablan el inglés como lengua materna” (38). Rodríguez escribió sobre un estudio de criar hijos bilingües en el que una niña, Thais, había sido criada por su mamá hablándole sólo en español al igual que sus hermanos quienes también le hablaron sólo en español hasta la edad de tres años y medio. Un comentario de su hermano mayor provee el punto de vista de un niño y las experiencias que ha tenido con hablar un idioma minoritario. Él contó al investigador que él empezó a hablar con su hermana en inglés y español porque, según él, “Now most parents talk to their kids in English so if she [Thais] goes to school only speaking Spanish she is like an outcast” (Rodríguez 1). Las palabras del hermano de Thais muestran la importancia de la aprobación de sus compañeros y las actitudes que otros niños pueden tener de un compañero que no habla el idioma dominante bien.
Las actitudes de la sociedad
La influencia de las actitudes de la sociedad hacia el idioma minoritario juega un gran papel en la disposición de los niños hacia sus dos idiomas. Hay muchos casos en los Estados Unidos donde los niños de familias con pocos recursos que sólo hablan el idioma minoritario, muchas veces por necesidad, no adquieren el idioma de la sociedad que los rodea hasta que entren a la escuela y por eso están retrasados. El sistema educativo estadounidense no provee una buena pedagogía bilingüe para los grupos minoritarios. Dewaele, Housen, y Wei escribieron en su libro, Multilingual Matters 123: Bilingualism: Beyond Basic Principles, “with ethnic and immigrant minorities bilingual education is usually remedial or transitional, i.e. where the ultimate goal is to move the recipients into unilingual education” (17). Las poblaciones minoritarias no tienen una opción de su estatus bilingüe. Las dificultades con la educación para niños que vienen de hogares que usan el lenguaje minoritario no vienen tanto de las familias sino que el problema verdadero “lies with biases in test measurements, bias in cultural indices of learning styles, an inadequate appreciation of the amount of time required to achieve academic and conceptual skills in a second language, and the erroneous assumption that eliminating the first language as quickly as possible will help promote the learning of the second language when in fact the opposite may be true” (Dewaele, Housen, y Wei 19). El mensaje que esos niños reciben es que el idioma que su familia habla no es tan valioso como el idioma dominante. Esa es la lucha que las familias bilingües tienen que enfrentar.
Cuando sus hijos son más independientes, aun si sólo es porque van a la escuela, se dan cuenta de las actitudes sociales de los idiomas que hablan y son motivados por esas prácticas. Se puede ver que las actitudes de los niños no son invariables, cambian a través del tiempo y de acuerdo a las influencias y experiencias de cada persona. Colin Baker y Sylvia Prys Jones, los autores de la Encyclopedia of Bilingualism and Bilingual Education, sugieren maneras para ayudar a cambiar actitudes negativas de un idioma a actitudes positivas. La recompensa por hablar el idioma puede ser social. Por ejemplo, poder hablar con amigos o con más personas es un aspecto positivo de usar un idioma. También el elogio es otra recompensa muy sencilla pero poderosa que hace al niño sentirse bien por hablar en los dos idiomas (178). El poder hablar dos lenguas puede ampliar su auto-estima. Eso es más común en los niños mayores, que pueden sentir que hablar dos idiomas mejora sus imágenes personales. Los jóvenes forman nuevas amistades en la escuela y los niños bilingües quizás sentirán que son diferentes a sus compañeros (Barron-Hauewaert 58). Llega un momento en la vida de los jóvenes en que no quieren ser diferente a sus amigos, quieren ser como ellos, y por esta razón el niño puede resistir sus tradiciones bilingües. Sin embargo, si los amigos muestran interés en que el niño puede hablar otro idioma, sería un gran estímulo para que el niño use el idioma (Takeuchi 38). El auto-estima del niño juega un papel importante en las actitudes hacia los dos idiomas.
Otra manera de crear actitudes positivas hacia los dos idiomas es asegurar que los dos son usados en contextos divertidos, o sea que los dos son asociados con la diversión. Si un niño percibe en los contextos de un lenguaje que tienen propiedades placenteras y buenas, es probable que el niño desarrolle actitudes favorables hacia ese idioma. Ciertos entornos del idioma minoritario no son tan divertidos como los contextos del idioma dominante, por ejemplo, discotecas, baloncesto, música popular y el cine. King y Fogle, los autores del artículo, “La crianza de niños bilingües: preocupaciones comunes de los padres y las investigaciones actuales”, dicen “lo más importante es que a los padres se les debe alentar a ser conscientes de la cantidad y la calidad de la exposición de sus hijos a ambas lenguas y a pensar en crear un “espacio seguro” para que la lengua minoritaria florezca dentro del hogar” (3). No pueden controlar las actitudes negativas de la sociedad hacia un idioma por eso el ambiente familiar es tan importante.
La consistencia
A pesar de todos los obstáculos que pueden presentarse afuera del hogar, la familia debe seguir hablando el idioma minoritario en la casa y ser constantes con la estrategia. Es fácil si los padres no hablan el otro idioma bien. Pero si quieren que sus hijos adquieran dos idiomas simultáneamente tienen que establecer reglas y expectativas claras. Para que un niño adquiera el idioma dominante en sus primeros años de vida, la familia tiene que hacer esfuerzos para que el niño tenga contacto con hablantes del idioma dominante. La razón es porque los niños suelen estar en la compañía de sus padres hasta que entren a la escuela y conozcan a más personas que hablan el idioma dominante. Los contextos diferentes son fundamentales para el desarrollo lingüístico, poder socializar y jugar con otros niños de su edad les motiva a usar los idiomas, también es de gran beneficio que el niño tenga amigos que hablen el idioma minoritario y otros amigos que hablen el idioma dominante. Otras formas de apoyar el desarrollo de idiomas en un niño es visitar lugares diferentes como el zoológico, la playa, tiendas, restaurantes etcétera. Cada lugar tiene vocabulario diferente y el niño puede usar el idioma minoritario con los padres y oír el idioma dominante de las personas que están en dicho lugar. Estos consejos también pueden ser aplicados a la estrategia “un padre, un idioma”.
Los padres que usan la estrategia “un padre, un idioma” usan dos lenguajes con sus niños. El padre habla a su hijo en un lenguaje y la madre en otro. Entre ellos escogen hablar en un idioma, por lo general escogen hablar en sus idiomas respectivos. Las parejas que eligen esta estrategia pueden ser bilingües, o puede ser que es un matrimonio mixto, en que los padres tienen idiomas nativos diferentes. Quizás uno o ambos no pueden hablar el idioma de su pareja bien, por eso no usan la estrategia “idioma minoritario dentro del hogar”. La estrategia “un padre, un idioma” es más útil en los primeros años de vida de un bebé porque suele pasar la mayoría de su tiempo con sus padres. Hay otras circunstancias que pueden resultar en querer usar esta estrategia, pensando en cuánto contacto el niño tiene con el idioma dominante. Si la familia cuenta con una niñera o una guardería que habla el idioma minoritario mientras los padres trabajan, el idioma dominante no será una influencia preponderante. Un padre puede quedarse con el niño todo el tiempo y hablarle en el idioma minoritario, lo que ayudaría a proveer el porcentaje adecuado de los lenguajes. Los padres tienen que pensar en cuánto aporte lingüístico pueden dar al niño, especialmente pensando en el padre que hablará la lengua minoritaria.
La autora Barron-Hauwaert describe un estudio de familias bilingües que usaron la estrategia “un padre, un idioma”. Le aconsejaran al padre que usara el idioma minoritario con el niño y lo involucrara en actividades que consistieran en juegos de hablar por lo menos por una hora cada día y aun más durante los fines de semana. Concluyeron que los padres que usaron la estrategia, “un padre, un idioma” lograron tener un niño bilingüe en los primeros tres años aportando suficiente esfuerzo (27). Esa es una de los factores más importantes, pasar tiempo hablando y jugando con el niño, especialmente en el idioma minoritario. Aun si los padres no tuvieran el tiempo suficiente para dedicar una hora a esta tarea, es muy recomendable hacerlo dado el beneficio que deriva. Un estudio reportado en el libro, First Language Acquisition por Eve V. Clark, dice que las diferencias en la cantidad de discurso dirigido al niño fueron correlacionadas con el tamaño del vocabulario en los primeros tres años de desarrollo y en los primeros años de la escuela (378). Además de ayudar al niño con su adquisición de un idioma, es una manera de unirse más a él y ser una influencia constante e importante en su vida. El uso de esta estrategia puede funcionar con una inversión de mucho tiempo y constancia. Si observan que hay algunos problemas y quieren cambiar sus tácticas, está bien. Pero deben tener claro quién va a hablar cuál idioma y tener expectativas claras de cuál idioma el niño debe hablar con quién.
La estrategia “un padre, un idioma” requiere mucho esfuerzo y los padres siempre tienen que estar conscientes de cuánto contacto su hijo tiene con los dos lenguajes. En los primeros años de vida, cuando el niño está adquiriendo los dos idiomas, la mamá y el papá no deben mezclar el uso de los mismos. Aun cuando el niño crece, hay una gran posibilidad de que el idioma dominante sea la lengua preferida del niño, en este punto, los padres ya deben haber establecido sus expectativas del uso de los dos idiomas para evitar la pérdida del hábito de la lengua minoritaria. Los niños con dos lenguajes tienen dos equipos de vocabulario. Saben muchas de las mismas palabras en ambos idiomas pero también saben algunas palabras en un lenguaje y otras palabras en el otro sin dominarlas en ambas lenguas. Dewaele, Housen, y Wei mencionaron que “it may take a little longer for the bilingual child to acquire the equivalent competence of monolingual peers” (13). Un niño bilingüe tiene un vocabulario normal pero puede tener vocabularios distintos en los dos idiomas. Eso es otro problema que los bilingües encuentran, que desarrollan vocabularios diferentes en los dos idiomas. Por ejemplo, si la mamá usa inglés y el papá usa español con su hijo, el niño va a aprender palabras acerca de las actividades y conversaciones que tiene con su mamá en inglés y aprenderá palabras distintas de actividades y conversaciones diferentes con su papá. No debe ser un gran problema porque con tiempo el niño aprenderá las palabras más útiles en cada idioma.
Hay muy pocos bilingües perfectamente balanceados, o sea que tienen el mismo vocabulario en ambas lenguas. Un niño va a aprender los idiomas dependiendo de cuáles contextos los está usando. Los bilingües no suelen usar los dos idiomas en cada contexto entonces van a formar vocabularios distintos, pueden tener un vocabulario extenso en el idioma dominante y uno pequeño en el idioma minoritario o al revés. También pueden tener vocabularios extensos en ambos idiomas pero con léxicos un poco distintos. La educación dictada en el idioma dominante fortalece un registro académico. Los autores de Maintaining a Minority Language: A Case Study of Hispanic Teenagers, John Gibbons y Elizabeth Ramirez, mencionan que la adquisición del registro académico en un lenguaje es fuertemente relacionado con la educación tras ese idioma (89). Si los padres quieren que su niño pueda leer y escribir en el idioma minoritario sin una educación bilingüe, tendrán que dar al niño más tareas. Edith Ruiz fue criada hablando español con su familia y aprendió inglés en la escuela. En los primeros años de su educación tenía clases bilingües, pero en el segundo grado el énfasis estuvo en el inglés y sus padres se dieron cuenta. Entonces ellos le dieron tareas extras en español para que de esa manera supiera leer y escribir en ambos idiomas correctamente. Eso es un esfuerzo extra que cualquier familia tendría que hacer si no cuentan con la educación bilingüe y quieren que su hijo además de hablar y entender ambos idiomas también pueda leer y escribir ambos correctamente.
Otro reto grande para las familias bilingües es ser constantes con el uso de los dos idiomas, especialmente cuando usan la estrategia “un padre, un idioma” porque ambas lenguas son usadas en la familia. Cuando un niño está aprendiendo cómo hablar los idiomas es importante usar el método de enseñanza de forma persistente para no confundirlo. La manera como los padres se expresan y utilizan su idioma será la forma que sus niños aprenderán a usarlo. Si los padres mezclan los dos idiomas, los hijos los mezclarán; si los padres usan mala gramática los hijos también usarán mala gramática; pues, los padres son su fuente principal de información (Tokuhama-Espinosa 62). Por ejemplo, un niño que usa palabras del idioma de la comunidad cuando debe hablar en el idioma minoritario, no está actuando de acuerdo con las reglas que imponen los padres. Por supuesto, si el niño no es corregido, seguirá con ese comportamiento y será más difícil enmendarlo si los padres no son constantes y disciplinados con el uso de los lenguajes y con las expectativas del niño. Alma Ada y Colin Baker escribieron de las dificultades de la adolescencia y el bilingüismo:
Durante los años de adolescencia y primera juventud los padres empiezan a perder el control sobre los idiomas que van a hablar sus hijos. Si los jóvenes van a mantener los dos idiomas, va a tener que ser más por su propia convicción que en obediencia a sus padres. Los padres deben tener en cuenta que, a veces, el obligar a los jóvenes a algo les hace rebelarse en su contra. Quizás entonces sea preferible actuar como jardineros cuidadosos. Pueden estimular, ofrecer oportunidades y posibilidades y mantener su postura de hablar el idioma del hogar en forma constante y consistente. (67)
En el libro, Growing Up with Two Languages: A Practical Guide, los autores, Una Cunningham-Anderson y Staffan Anderson citan padres de todo el mundo que han tratado de criar niños bilingües y no todos han tenido el éxito que esperaban. Una madre de Suecia dijo que habría sido mejor si hubiera aplicado la regla de hablarles siempre en inglés y no en sueco; otra madre estadounidense dijo que ella y su esposo lamentan no haber sido más claros con sus expectativas (49). La estrategia de “un padre, un idioma” puede funcionar bien si los padres son fieles a usar idiomas diferentes cuando hablan con sus hijos pero también tienen que ser consistentes con las expectativas que tiene para sus hijos. Masae Takeuchi, autor de Raising Children Bilingually Through the ‘One Parent-One Language’ Approach: a Case Study of Japanese Mothers in the Australian Context, cita varios casos que usaron la estrategia, “un padre, un idioma”, y no todos fueron exitosos. Un ejemplo es un niño con un padre noruego y una madre estadounidense en Noruega. La madre cambiaba al idioma noruego con frecuencia cuando interactuaba con su hijo y ella no corregía a su hijo cuando él le hablaba en noruego. Por ende, el niño sólo logró poder hablar unas palabras del inglés (Takeuchi 24). La constancia junto con correcciones adecuadas pueden ayudar al niño lograr un nivel de bilingüismo más avanzado.
Si un niño usa el idioma equivocado con un padre o mezcla los dos idiomas hay estrategias de discurso que son usados para corregir al niño. Jorge Sánchez Torres escribió sobre los trabajos de Lanza acerca de las estrategias discursivas que son “las características del discurso de los padres, ante la mezcla de lenguas por parte del niño, que de forma inconsciente facilitan o dificultan no sólo la adquisición sino también el mantenimiento de las dos lenguas” (246). Sánchez Torres alistó cinco estrategias diferentes, tres de las cuales son usadas para corregir al niño. La primera estrategia, entendimiento mínimo, es cuando “el padre pretende no entender lo que el niño dice e intenta que lo clarifique utilizando la lengua ‘apropiada’. Para ello el padre puede emplear frases de tipo ‘No entiendo’ o interrogaciones parciales como <<¿Qué? ¿Cómo?>>” (247). Sin embargo, Barron-Hauwaert cita a Colin Baker quien al advertir sobre el uso excesivo de la estrategia discursiva, “entendimiento mínimo”, dijo, “It’s often impossible and usually unwise to compel a child to speak a language […]Unless this is handled tactfully and skillfully, the result is that children learn that language is an imposition, a part of authoritarian power” (38). Barron-Hauwaert explica que “if parents can simply influence language use ‘latently’ rather than impose a language strictly they may have more long-term success” (38). Usando la segunda estrategia, suposición expresada, “el padre intenta clarificar lo que el niño ha dicho en la lengua ‘equivocada’, repitiéndolo en la lengua ‘apropiada’ por medio de una interrogación total (niño: “Water!”; padre: “¿Qué has dicho que quieres agua?”)” (Sánchez Torres 247). La tercera táctica, repetición del adulto, es solamente una corrección del niño por el padre en la otra lengua. Por ejemplo, un niño dice a su madre, “mamá, quiero una cookie,” y la mamá le responde con “quiero una galleta” (247). Los padres pueden usar unas de esas estrategias o mezclarlas para apoyar la adquisición de los idiomas. Corregir el discurso de un niño es necesario para que aprenda pero también es necesario motivar al niño para que desee aprender más.
La motivación de usar los dos idiomas es una clave para ser bilingüe, este es el motivo por el cual los padres tienen que presentar varias oportunidades a su hijo de usar los dos idiomas, y razones para que quiera hablar la lengua minoritaria, porque no hay tantas oportunidades para hablarla como las hay para el lenguaje de la comunidad. Una buena motivación para hablar el idioma minoritario es poder hablar con los parientes cuando están de visita o pueden mandar al hijo a visitarlos si la familia tiene los recursos. La adquisición de idiomas es un proceso social, para que los niños mantengan los dos idiomas, sería mejor si tuvieran la oportunidad de hablar con sus compañeros en el lenguaje minoritario. Cada niño aprende mucho del lenguaje de sus compañeros, y uno de los motivos más grandes para aprender el idioma es su deseo de comunicarse con ellos (Saville-Troike 31). Barron-Hauwaert recomienda introducir “stable language-linked people who can bring a language to life and show the child a good reason for using it are worth cultivating” (193). Kendall King y Lyn Fogle indican que proveer a los niños con materiales en varios idiomas como libros, videojuegos interactivos, videos y música “pueden servir como un recurso positivo y entretenido de apoyo para el aprendizaje del lenguaje, la interacción humana es el mejor método para cultivar el desarrollo tanto en la primera como en la segunda lengua” (2).
Comunicación natural
Investigaciones recientes muestran que los niños necesitan situaciones naturales de comunicación para adquirir dos idiomas (García, E. 29). Si un niño sólo usa u oye un idioma en situaciones fabricadas, no naturales, su motivación de usarlo va a ser muy baja. Las personas necesitan varias oportunidades de usar un idioma en diversos contextos, para que sea útil para ellos. Edith Ruiz, quien oía solamente español en la casa, afirmó que mirar dibujos animados en la televisión le ayudó a aprender el inglés que después desarrollaría más tarde en la escuela. Pero mirar el televisor, tener materiales en ambos idiomas como libros, videos, revistas, canciones etcétera que “son un gran apoyo para recibir ‘input’ en una o ambas lenguas, nunca deberían sustituir la interacción humana para que el aprendizaje sea eficiente y el lenguaje tenga riqueza e intensidad en cuanto a calidad se refiere” (Sánchez Torres 249). Hay varias maneras motivar a un niño querer usar un idioma. Las tácticas más eficaces son proveer al niño las oportunidades y los contextos adecuados para usarlos.
María García Menendez apoya el uso de la estrategia “un padre, un idioma” pero no es realística para cada familia. En su artículo, “Bilingüismo en niños” relata que:
Por experiencia propia he comprobado que el ámbito ideal para el desarrollo apropiado de un niño bilingüe es la utilización de ambas lenguas en el ámbito familiar, el niño crece percibiendo ambas lenguas como propias y no es hasta el momento de escolarización cuando adquiere la noción de la supremacía de una sobre la otra en ese ámbito en concreto. El niño que cuenta con la capacidad oral en ambas desde su más tierna edad es capaz de a posteriori alcanzar maestría en lectoescritura en ambas. […] En el caso de matrimonios mixtos (inglés y español) corroboro y apoyo la utilización de ambas lenguas en el ámbito familiar, cada progenitor utilizará su propio idioma para relacionarse con los niños y de este modo ellos serán capaces de identificar sin confusión ambas lenguas y diferenciar la una de la otra sin confundirlas. (6).
La estrategia más eficaz
Si las circunstancias proveen la oportunidad de elegir la estrategia “un padre un idioma” parece una opción buena. En los primeros tres años “Language input is still relatively structured and controlled by parents so the effects of language use on a child are evident on a daily basis” (Barron-Hauwaert 23). Pero como fue mencionado anteriormente, si el niño tiene mucho contacto con el idioma dominante, ese hecho no es tan válido. Depende de las circunstancias y las vidas de cada familia. “El uso de este enfoque [una persona-una lengua] no asegura un nivel de eficacia con independencia de cuales sean las características de los hijos y de los padres, sino que, por el contrario, depende de que dichas características sean ‘favorables’ en la práctica para poder conseguir el resultado deseado” (Sánchez Torres 246). Si el niño tiene bastante contacto con el idioma dominante quizás los padres deben considerar usar solamente el idioma minoritario dentro del hogar. Si sólo habla el idioma minoritario con sus padres también puede desarrollar los dos idiomas, estar preparado para la escuela, y no sentirse tan diferente con el apoyo de los padres.
El bilingüismo es algo especial que unifica a la familia, es parte de su identidad. Dominar dos idiomas representa muchas ventajas para quien lo logre; dudo que haya bilingües que quisieran ser monolingües pero si es muy cierto que muchos monolingües quisieran tener la fortuna de dominar dos idiomas. Hay ciertas similitudes entre las dos estrategias “idioma minoritario dentro del hogar” y “un padre, un idioma”. Ambas requieren mucho esfuerzo para balancear el contacto con los dos lenguajes. Durante la infancia, en los primeros años, si los padres sólo se expresan con el idioma minoritaria hacia el bebe, la consecuencia más probable es que no adquiera ambos idiomas a la vez teniendo que adquirir el idioma dominante unos años después. El aumento creciente del idioma dominante en la vida de su hijo, obliga a aumentar la intensidad en la lucha para balancearlo. Las actitudes de la sociedad y la comunidad tienen un efecto en el uso de los idiomas por parte del niño. Si a un niño no se le presentan razones para usar un lenguaje, en contextos diferentes con personas diferentes, no tendrá muchos fundamentos usarlo. Los padres si notan un cambio de circunstancias pueden cambiar de estrategias o si observan que el niño necesita más “input” de un idioma. Es innegable que el entorno lingüístico para niños que están expuestos a dos idiomas es complejo.
Ventajas
Criar un niño bilingüe es un proceso vivo como los idiomas mismos. Algunos padres lo consideran un “fracaso” el haber logrado sólo que su hijo pueda entender el idioma minoritario y no hablarlo; todavía será un éxito de cierto nivel porque ese niño gozará de una ventaja que no todos tienen. En vez de sentir completamente perdido en un entorno donde hablan el otro idioma, puede entender lo que la gente dice y le resultaría más fácil usar tal lenguaje en comparación con una persona completamente monolingüe que tampoco habla ese idioma. Un bilingüe no se sentiría completo si tuviera que imaginar que sólo habla un idioma, es parte de su identidad. Un adulto bilingüe que habla francés e inglés dijo, “speaking only one language must be a bit odd, like only seeing with one eye: you’d somehow lack the depth or perspective” (Harding y Riley 133). Además de poder comunicar en varios idiomas, el bilingüismo provee un entendimiento de varias culturas y diferentes puntos de vista que ayuda aumentar la aceptación de las diferencias entre las culturas mundiales.